27 septiembre, 2006

Se cierran los ojos


Se cierran los ojos con la placidez del regreso,
de saberte después de surcar tantas sombras
en tus manos de libélula.
El labio sueña un reposo silente.
No es necesario explicar nada;
uno es lo que es
y no hay más.
El cuerpo anida en los brazos
de antiguas raíces en la tierra hambrienta
que parió mil deseos.
Y yo regreso a ti,
hija de mares y olvidos,
de rutas de ida y vuelta,
de manos vacías, de sí pero no.
Ahora, qué importa;
tu boca sabe a ola
y mi lengua siembra sal.


(De Torres y Laberintos)

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