24 febrero, 2009

Subir



Cuando subo al paraíso
allá a mano derecha
instalo mi deseo.
Lo cubro de tus labios
del recuerdo de tu mirada
del eco de tus manos,
repitiendo mis gemidos
donde todo es oasis.

En este paraíso de purpurina
que es el estar sin ti
me queman los mares que nos separan.
Es la sombra
del paraíso de paraísos
cuando tú me moldeas.

Este paraíso que es tienda de campaña
en campo de refugiados,
efímero de más,
sólo encuentro
una instancia por triplicado de placeres solitarios
y el visado de tu ausencia.


(de Versos de perra negra, Ed. Sial, 2005)



Imagen: Walmont